Columna de opinión publicada el 21 de diciembre 2,023
María Andrea Cáceres
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Celebraciones luminosas
Un brillo con responsabilidad
En las fiestas de Navidad y fin de año, es momento de celebración y alegría, y de compartir y disfrutar con familia y amigos. Una de las tradiciones más comunes en Guatemala es el uso de pirotecnia, desde ametralladoras, volcancitos, estrellitas, cuetes y demás fuegos artificiales. Convirtiendose en un espectaculo de luces y sonidos que simbolizan alegría para despedir un año y dar la bienvenida a otro.
Sin embargo, ¿quién no ha escuchado alguna historia de un incidente ocasionado por estos artefactos en esta época? Cada año, las emergencias relacionadas con su uso incorrecto o imprudente nos recuerdan la delgada línea que existe entre la celebración y la calamidad. Aquellos que eligen usar fuegos artificiales deben ser plenamente conscientes de la responsabilidad que asumen por los daños que puedan ocasionar. Esto abarca no solo las lesiones que puedan sufrir ellos mismos o infligir a otras personas, sino también los daños significativos a hogares, vehículos y otras propiedades. Estos daños pueden acarrear reparaciones costosas o, en casos extremos, la pérdida total de bienes valiosos.
Estas situaciones no solo tienen el potencial de arruinar las festividades, sino que también plantean serias preguntas sobre la responsabilidad civil y la seguridad pública. Es por ello que es esencial tomar las precauciones adecuadas. Esto implica seguir las instrucciones de seguridad, usarlos en áreas designadas y abiertas, y mantener a los espectadores a una distancia segura.
Por tanto, mientras los fuegos artificiales pueden ser una expresión espectacular de festividad, su uso conlleva una gran responsabilidad. Es fundamental equilibrar la celebración con la precaución, teniendo siempre en mente la seguridad propia y la de los demás. Al hacerlo, podemos asegurarnos de que las festividades sean recordadas por su alegría y no por accidentes evitables.