Columna de opinión publicada el 14 de septiembre 2,023
María Andrea Cáceres
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Rompiendo el mito Número 3
Entregar las escrituras no es hipotecar
Préstamistas inescrupulosos han engañado a innumerables personas solicitándoles las escrituras de su casa con la promesa de otorgarles préstamos fáciles. Muchos, movidos por la desesperación o el desconocimiento, caen en esta trampa, creyendo que, con ese solo acto, han hipotecado su propiedad. Lo que no perciben es que podrían estar siendo víctimas de un engaño.
Estos préstamistas hacen creer que con el simple hecho de “entregar las escrituras” de una vivienda, esta queda automáticamente hipotecada, y que podrían despojar a los propietarios de sus casas si no saldan la deuda. Sin embargo, este concepto es incorrecto. Una hipoteca requiere de un procedimiento formal que implica un consentimiento expreso por parte del propietario.
Es crucial aclarar que “entregar las escrituras” no transfiere por sí mismo ningún derecho sobre el inmueble. Una hipoteca es un contrato celebrado ante notario y que, para que tenga efecto legal y vinculante, debe ser inscrita en el Registro de la Propiedad. Solo mediante este proceso se establece una garantía real sobre el bien para asegurar el cumplimiento de una deuda.
Esto implica que no basta con ceder un documento a alguien para hipotecar una propiedad. Este acto exige una serie de requisitos formales, siendo el consentimiento del propietario el más fundamental. Por ello, sin dicho consentimiento, es imposible establecer una hipoteca válida sobre una propiedad ajena.
Es imperativo, entonces, que se entienda bien la diferencia y que, ante cualquier trámite relacionado con una propiedad, se busque asesoría legal adecuada. Desmentir ideas erróneas no solo es vital para nuestra seguridad patrimonial, sino para protegernos de aquellos que se aprovechan del desconocimiento ajeno.