Columna de opinión publicada el 10 de agosto 2,023
Catastro y Registro de la Propiedad:
La importante necesidad del trabajo coordinado
María Andrea Cáceres
info@observatoriopropiedad.org
Como dos engranajes de un reloj que deben moverse en perfecta armonía para mantener la precisión del tiempo, así deben funcionar el Registro de Información Catastral (RIC) y el Registro de la Propiedad (RGP). Ambos registros, con roles diferenciados, pero íntimamente conectados, constituyen piezas clave en el complejo sistema de protección y garantía del derecho humano de propiedad.
El RIC provee una radiografía precisa del aspecto físico y geográfico de cada propiedad, marcando sus límites, ubicación exacta, dimensiones y características. Por otro lado, el RGP es como el guardián de la historia y legalidad de cada terreno, registrando quién es su propietario, sus derechos asociados y cualquier otra situación jurídica que incida sobre él.
Por mandato legal, el Registro de Información Catastral (RIC) tiene la obligación de actuar en estrecha coordinación con el Registro General de la Propiedad (RGP). Mientras el RIC se encarga de administrar detalladamente la información física de los predios catastrados, incluido el código de clasificación catastral, el RGP tiene la responsabilidad de registrar la información física del predio y mantener al día el derecho de dominio, derechos reales, anotaciones preventivas, limitaciones, cargas y demás situaciones jurídicas pertinentes sobre cada finca. Esta colaboración entre ambos registros garantiza la integridad y claridad en la gestión territorial y de propiedad del país.
Con esta relación eficiente, aseguramos que tanto compradores como vendedores, y la sociedad en general, puedan confiar en un sistema que protege sus derechos y aporta claridad y transparencia a cada transacción. La coordinación entre el RIC y el RGP no solo beneficia a quienes participan directamente en el mercado inmobiliario, sino que también contribuye al desarrollo ordenado y certero de nuestro país.