Columna de opinión publicada el 31 de agosto 2,023
María Andrea Cáceres
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El Registro, más allá que un simple trámite
Rompiendo el Mito Número 1
En la sociedad guatemalteca, muchas personas sostienen la creencia que inscribir un bien inmueble es simplemente un trámite burocrático que puede postergarse. No es raro encontrar personas que realizan compraventas o transacciones de bienes inmuebles sin la debida formalidad e incluso, sin firmar ningún documento. Sin embargo, esta percepción no solo errónea, sino que también pone en riesgo uno de nuestros activos más valiosos: nuestro hogar o propiedad.
El Registro de una propiedad no es un simple documento que archiva en una oficina gubernamental. Representa la confirmación esencial de nuestra titularidad sobre un inmueble otorgando certeza jurídica y posibilitando su defensa ante terceros. Y sí, puede que el proceso parezca tedioso, pero omitir este paso puede tener repercusiones graves.
Imaginemos por un momento que, tras años de esfuerzo y ahorro, adquirimos nuestra anhelada vivienda. Pero, por diversas circunstancias, optamos por postergar su registro. De repente, aparece alguien alegando derechos sobre nuestra propiedad y mostrando documentos que desafían la posesión de nuestro inmueble. Nos hallamos entonces inmersos en un conflicto legal, sin respaldo claro que avale nuestra titularidad.
Asimismo, el registro no solo sirve como herramienta de defensa frente a terceros, sino también como un escudo contra fraudes, estafas y dobles ventas. No se trata simplemente de un sello y una firma en un papel; es un sinónimo de seguridad y certidumbre jurídica.
Muchos pasan por alto que el registro no solo protege, sino que también simplifica transacciones. Al vender, alquilar o hipotecar, las operaciones se realizan con mayor claridad y transparencia si nuestra propiedad está debidamente registrada.
Debemos dejar atrás el mito de que el registro es solo un simple trámite. Es momento de asumir nuestra responsabilidad y salvaguardar lo que nos pertenece.